Esta es la pregunta que más se hacen los consumidores, productores y comerciantes en las últimas semanas. Las continuas subidas y bajadas del precio de venta del aceite de oliva en el mercado español podrían hacer peligrar un sector que no atraviesa sus mejores momentos. Para entender la evolución del precio del litro de aceite de oliva sería necesario entender varios factores clave. El primero de ellos es el clima. Sin duda, el otoño es más caluroso de lo habitual, con temperaturas en muchos lugares -centros mundiales del aceite de oliva como Córdoba o Jaén- superiores a los 17 grados de media. Productores y agricultores se quejan de las cosechas obtenidas porque la climatología no es favorable para el olivar, el olivar intensivo, el olivar de alta densidad o el olivar GPS. Si bien en la actualidad se cuenta con un sistema de riego para los olivares equipado con la última tecnología y tecnología de punta, los olivares no producen grandes cosechas. Las altas temperaturas de un otoño demasiado suave se combinan con la ausencia de precipitaciones.
El olivar es un cultivo tradicionalmente situado en zonas geográficas de secano pero este cultivo también necesita agua de lluvia. Sin embargo, la falta de precipitaciones no hace más que agravar una situación ya de por sí delicada. Al final de la cosecha 2014/2015, muchos olivares estarán en estado de agotamiento. Además, si no llueve en los próximos meses, el olivar se verá debilitado para afrontar con éxito la próxima campaña 2016. Esto en lo que respecta a España. Otros países como Italia justifican el aumento del precio del aceite con la virulencia de Xylella Fastidiosa, una bacteria que lleva meses arrasando los olivares de las regiones del sur del país, más precisamente en Puglia y la ciudad de Lecce.
El aceite de girasol y la guerra
Ya hemos dicho que, de todos los aceites vegetales que hay en el mercado, el más escaso y por tanto el que más ha subido de precio es el aceite de girasol.
Ucrania y Rusia, conocidas como «el granero de Europa», representaron el 71% de las exportaciones de aceite de girasol el año pasado, según la firma analista de mercado World Oil Company ISTA Mielke GmbH, con sede en Hamburgo, Alemania.
«Oro líquido»
El aumento de los precios de los combustibles y alimentos que se ha producido en el contexto de una inflación galopante que afecta a todo el mundo está impulsado principalmente por la guerra en Ucrania y la crisis económica. Efectos de la pandemia del Covid-19.
Es tal el vertiginoso valor de los alimentos en el mundo que los mismos organismos internacionales alertan de un aumento del hambre en los países más pobres.
– Diferencias de precio
Hay una diferencia significativa en el precio de cada producto. El aceite de oliva tiende a ser el doble de caro que el aceite de girasol, lo que lleva a muchos a optar por la opción más barata, incluso si no es la más saludable.
Generalmente, el aceite de oliva se come crudo, es un exquisito acompañante de vinagretas en ensaladas o pan. Lo contrario ocurre en el uso de aceite de girasol, habitual en frituras. Sin embargo, esto no es muy recomendable porque si sometes el aceite a altas temperaturas, sus propiedades beneficiosas pueden perderse y pueden liberarse compuestos nocivos.